El secreto está en encontrar un principio fuerte. Por ejemplo, la regla de oro.
Haz con otros lo que quisieras que te hicieran a ti.
¿Cómo sabemos que el principio es fuerte?
1. Es claro (es decir, no es contradictorio)
2. Es proporcional.
3. Es justo (aplica a uno y a todos).
Apliquemos ahora el principio en el caso de ejemplos particulares de los pecados llamados veniales: adulterio, falso testimonio, hurto, robo, malversación, perjurio, chisme, schadenfreude, la gula, la pereza.
Por ejemplo, la gula y la pereza son pecados que me tocamn a mí y nadie más. ¿Cómo aplicar la ley de oro? Es muy sencillo. Yo = Yo.
Volvamos a la regla. Lo que me aplica a mí me aplica porque es universal y reversible. Siendo universal me aplica por igual. Si aplico la regla de oro a mi mismo, no debo tratarme meramente como medio para un fin.
Ahí tienen la respuesta a asuntos más polémicos, como la guerra, la pena de muerte, el aborto, etc.
No comments:
Post a Comment