Tuesday, October 22, 2024

MACHO VS. "MACHISMO"


La discusión de ayer fue muy interesante. Y me ha hecho pensar. Abajo he tratado de poner mi pensamiento en orden. Agradezco vuestros puntos y espíritu de debate. ¡Eso es filosofía!

Qué es “machismo” 

El discurso contemporáneo actual presenta algo llamado “machismo” como una patología moral del hombre —mal tóxico que debe ser “curado”, “expulsado” del cuerpo individual y social. 

En esta fórmula, el sujeto “machista” (observe mi entrecomillado) aparece como anomalía. Saben que en filosofía debemos definir las cosas para discutirlas. 

De acuerdo al diccionario: ¿Machismo, no viene de macho? 

Y originalmente, la palabra macho significaba ¿qué? Definición: 


Mi tesis es que una cosa es machismo, y otra “machismo”. 

El primero, sin comillas, denota las cualidades del macho sin derogación alguna. 

Macho = hombre. Son sinónimos. ¿Quién inventó eso? Nadie lo sabe. No es importante. Las palabras nos llegan por arte de magia social. 

¿Cuáles son las cualidades de un macho? 

Las cualidades de mi padre y del tuyo, de mi abuelo y del tuyo. Las cualidades del hombre ejemplar. ¿Cuáles son? 

De acuerdo con Aristóteles: responsabilidad, honor, lealtad, valentía, autocontrol, respeto, generosidad, amistad. 

No sé por qué me parece que “machismo” tiene muy poco que ver con el macho. 

Donde macho = hombre 

Lo que quiero decir es que el “machismo” es una especie de derogación de la definición de arriba. 

¿Quién y cuándo se hizo la derogación

Desde esa derogación, “machismo” deja de ser una forma de organización social tradicional cultural y se convierte en un “defecto” del carácter. 

Veamos. El diccionario RAE (autoridad en la lengua española) define machismo como 1. “Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres” y 2. “Forma de discriminación sexista caracterizada por la prevalencia del varón”. 

La prepotencia frente a una mujer está en contra de los ideales de galantería de nuestra cultura. 

Queda la definición #2:  ¿Qué significa “discriminación sexista”? 

Discriminar significa trato desfavorable

¿Y por qué un hombre caballeroso y honorable ha de "desfavorecer" a una mujer? ¿Cuál sería el motivo que lo justificara? 

Desfavorecer a una mujer no es de hombre —ni de macho.

La idea de “machismo” 

La idea de “machismo” se ha desarrollado en los últimos 50 años.  

Machismo tóxico / masculinidad sana —pertenecen al mismo marco disciplinario: definir el género como polos morales y no como posiciones relacionales. 

Aquí veo un problema. Al condenar el “machismo” (visto como la actitud masculina “tóxica”), caemos en el discurso de la lógica binaria que lo engendró: 
pureza/impureza, 
razón/pasión, 
civilización/barbarie. 

¿Para quién lo masculino puede ser síntoma de crisis? 

Propongo que en lugar de “machismo” como una especie de virus que corrompe lo social, puede leerse como el síntoma de una crisis de la masculinidad moderna. 

Con la erosión de la tradición de los siglos XIX y XX —padre, nación, trabajo, fuerza— se han erosionado sin que surjan nuevos modos de ser. Lo tóxico no sería una esencia del machismo, sino la manifestación de una desorientación simbólica en la cual los hombres buscan sentido dentro de estructuras en ruinas. 

El problema no es que ciertos hombres sean “tóxicos”, sino que los modos de subjetivación masculina siguen inscritos en un sistema simbólico que asocia valor, fuerza y dominio con la virilidad. Llamarlo “tóxico” puede aliviar la conciencia moral de algunos, pero no explica el mecanismo histórico que lo reproduce. 

Hoy por hoy, un joven de 25 años casi de la edad de ustedes, no puede sostener aquella figura del “padre proveedor” ni del “hombre de éxito”. Vive ahora entre la nostalgia de una virilidad industrial del siglo XX —el taller, el uniforme, la seguridad del salario— y la impotencia frente a una economía líquida poscapitalista que lo reduce. 

El resentimiento que algunos transforman en agresividad —el llamado “antifeminismo” o “rechazo al progresismo”— no proviene de una esencia “tóxica”, sino de la pérdida de coordenadas simbólicas que daban sentido a la masculinidad. 

El fracaso del modelo paterno 

En sociedades donde la autoridad del padre ha sido minada —por la disolución familiar, el descrédito del Estado, la crisis educativa— muchos jóvenes crecen sin figuras masculinas. El resultado no es automáticamente emancipador. En ausencia de un padre real o simbólico, el joven no encuentra el “tú” al que oponerse para afirmarse. Por tanto, queda suspendido entre la infancia prolongada y la caricatura del poder. Esa falta se sustituye por figuras mediáticas de autoridad viril: influencers, youtubers, streamers, coaches que prometen recuperar “la energía masculina perdida” a través del gimnasio, la disciplina o el dinero. Pseudopadres digitales, reciclajes del viejo patriarcado. 

La sentimentalidad fragmentada 

La educación emocional contemporánea, atravesada por el consumo rápido de vínculos (redes, dating apps), produce una masculinidad emocionalmente analfabeta, incapaz de sostener el afecto más allá del intercambio inmediato. No se trata del macho que “no llora”, sino del joven que no sabe cómo darle sentido a su llanto, cómo integrar la vulnerabilidad sin sentirse degradado. El resultado no es la liberación, sino una soledad performativa, desconectada de la empatía real. 

El vacío simbólico del heroísmo 

Durante décadas, la cultura ofrecía mitologías del hombre como héroe o protector (desde el soldado hasta el deportista). Hoy, esas figuras se perciben como sospechosas o ridículas. Pero no se ha generado aún una narrativa alternativa. En ese vacío emergen parodias de masculinidad heroica: los discursos de autoafirmación extrema, los foros de “incels”, los grupos que mezclan misoginia con victimismo. No buscan dominar tanto como sentirse significativos en un mundo donde el valor se mide en visibilidad y likes. 

La llamada “toxicidad” masculina no es el común denominador de nuestra cultura latina. La gran mayoría de mis estudiantes varones son hombres buenos.

Aquí les dejo un bello poema, El machete
de Nicolás Guillén, poeta mulato cubano.

Machete, ¡macho de hierro! 
Machete, macho y varón. 
En el monte y la sabana, 
siempre fuiste el más galán; 
cuando suena tu canción,
canta el alma del barrigón. 
 Machete, ¡macho de hierro! 
¡macho de canto y tambor! 
En tus filos relampaguea 
la ira de mi nación. 
Cuando el amo se levanta para gritarme traidor, 
yo levanto mi machete y le corto la razón. 
Machete, ¡macho de hierro! 
Machete, macho y varón. 
En el monte y la sabana, 
libre nació tu canción.

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